domingo, 6 de diciembre de 2009

Para saber vender, hay que saber comprar: historia del mercado en la ciudad de México

El comercio ha sido una actividad básica para el hombre desde hace miles de años. En nuestro país, en la ciudad de México data desde que los Mexicas se instalaron en el lago de Texcoco, donde se fundaría la Gran Tenochtitlán.

“Esta ciudad fue la capital del imperio mexica, también conocido como “el Imperio Azteca, estuvo conformado por ciertos grupos étnicos de México central, en especial aquellos que hablaban el idioma Náhuatl y dominaron política y militarmente a una vasta región de Mesoamérica en los siglos XIV, XV y XVI”.

El éxito de la ciudad de Tenochtitlán se debió en gran parte a su desarrollo comercial. En un inicio el intercambio de mercancías se realizaba en otros pueblos. Después, cuando se consolidó su hegemonía en la región, se designó un lugar propio para el comercio dentro de la misma. En ese tiempo fue el mercado de Tlatelolco el principal centro de Abasto de la ciudad. Y así es como cobra vida el primer mercado de la Ciudad de México.
Posteriormente a la llegada de los conquistadores españoles, la forma en que el comercio se llevaba a cabo no cambió gran cosa. Los nuevos amos decidieron mantener los mercados y dejar a la iglesia la administración de los mismos. Ya que destruirlos equivaldría a privar a la población del correcto surtido de productos.



Para el año de 1524 las autoridades dictaron una serie de disposiciones orientadas a la regulación de los espacios dedicados al comercio, a partir de ese entonces y durante mucho tiempo, el principal mercado de la ciudad estuvo situado en la plaza mayor al centro de la ciudad. Fue colocado en ese lugar para que toda la gente tuviera un fácil acceso a él, y se pudiera surtir de productos de una manera más rápida y eficiente.

En un principio dicho objetivo se logró sin mayores complicaciones, sin embargo, con el tiempo ya no resultó suficiente el espacio del centro de la ciudad, para dar cabida al creciente número de comerciantes y consumidores. La ciudad había aumentado casi al doble su número de habitantes y como resultado de esa saturación los puestos se extendieron más allá de los límites establecidos, invadiendo las principales calles de la ciudad.

Mercado prehispánico.
“La invasión de los mercados”.
Hacia 1791 se realizaron diversas obras para mejorar la ciudad. Entre ellas se mandó despejar la Plaza Mayor de comercios ambulantes, y como consecuencia se construyó el mercado de El Volador que se convirtió en el más grande de la capital.
Durante la mayor parte del siglo XIX, El Volador pudo solucionar el problema de la saturación de comercios, aunque provocó nuevos conflictos, como que los vendedores prefirieran establecerse en las calles, en lugar de pagar un alto costo por la renta de un local.
El Volador se mantuvo como el centro de intercambio más importante, hasta que de la misma manera que le sucedió al Parián y a la Plaza Mayor, llegó a su punto máximo de saturación.
A raíz de esto se abandonó el proyecto de mercado céntrico y se optó por situar a los nuevos centros de abasto de mercancías en los extremos de la ciudad.

Tras la destrucción del convento de La Merced por las leyes de reforma (movimiento liberal mexicano que quitó privilegios al poder religioso, encabezado por Benito Juárez) se utilizó el sitio para formar un nuevo mercado que sustituiría en importancia a, El Volador.
Fue durante el gobierno de Porfirio Díaz cuando La Merced, se desarrolló en todo su esplendor, ya que el país había alcanzado un cierto grado de estabilidad política y económica.
Así, una vez más el problema de abastecimiento de mercancías para la capital se solucionó temporalmente, pero a la larga La Merced, resultó insuficiente para albergar todos los locales. Estos pronto comenzaron a establecerse en las calles adyacentes, formando un barrio de comerciantes, con todas las dificultades que esto representaría para los habitantes de la colonia y los alrededores.
Ante dicha situación, las autoridades optaron por tolerar a todos los comerciantes callejeros por un largo tiempo, y no sería hasta el año de 1982 cuando se decidió la construcción de un nuevo y enorme centro comercial, el cual, hasta la fecha sigue siendo la principal fuente de abastecimiento de alimentos, nos referimos a La Central de Abastos, ubicada al sur de la ciudad.
De cualquier forma el arraigo de La Merced aún perdura en nuestros días, ya que es uno de los mercados con más afluencia de personas y con mayor tradición en todo el país.
Ahora bien, por todo lo anterior se puede decir, que con ese “movimiento” de mercados, que se inició en la Plaza Mayor y el mercado de El Volador, y que llegó hacia el Este por la calle Corregidora hasta La Merced, se formó todo un corredor comercial que permanece hasta nuestros días. Heredando características socioculturales a las zonas comerciales de la ciudad de México.
La organización de las personas en sociedad depende de la estructura de producción a la hora del trabajo, por ejemplo, actualmente se puede observar que el tipo de productos ha cambiado y el comercio sigue desarrollándose. Ante la escasez de fuentes de trabajo y demás dificultades económicas que azotan al país, el comercio es una alternativa posible para que muchas familias puedan salir adelante.
De igual forma es factible pensar que a mayor crisis económica, mayor comercio ambulante, esto significa que aún hoy en día, la saturación de espacios no establecidos legalmente para la compra-venta de productos es latente y necesaria. No sólo las calles de La Merced y el centro se han abarrotado de vendedores sino un amplísimo número de sectores en toda la ciudad. Mercados, Tianguis y hasta estaciones del metro a lo largo y ancho de la capital son evidencia clara de esta lógica, asimismo su crecimiento constante e imparable nos hace recordar los tiempos de la Plaza Mayor y El Volador.
En nuestros días, el desarrollo de la tecnología y la adopción de modelos de países de primer mundo, ha significado el surgimiento de nuevos establecimientos, que bien podrían sustituir a los mercados populares. La revolución de los supermercados es evidente.
Ante este hecho hay que preguntarse ¿qué intereses ocultos hay a la hora de crear o cerrar un mercado? ¿La ciudad está preparada para asumir este cambio y dejar completamente de lado los mercados tradicionales, que con sus peculiaridades forman parte de la identidad nacional, al representar la fusión milenaria de los pueblos prehispánicos e hispánicos? ¿No es acaso peligroso atentar contra la historia y raíces de una cultura? Estas son las preguntas que trata de resolver el reportaje, ofreciendo una visión general de la situación de los mercados en la capital. Para ello se estudiaran dos casos en especifico la Merced y el tianguis /mercado de Coyoacán.
Ambos son polos opuestos e iguales de una organización social que sólo los mercados y los tianguis del Distrito Federal pueden brindar. Estos dos sitios para la compra-venta se han elegido, porque ilustran perfectamente una situación que ocurre en los mercados cuando estos se enfrentan a la disyuntiva de acoplarse a las exigencias que la ciudad impone.
Como primer caso, la Merced, es un tianguis con una larga tradición, donde las autoridades y los tianguistas lograron encontrar una solución para la venta de productos. El segundo es completamente diferente, pues ni el gobierno ni los vendedores encontraron una salida ante la problemática de desaparecer el tianguis o reubicarlo.
Lo anterior sirve para dibujar, como los mercados como el Volador, El Parián y actualmente Coyoacán, pueden desaparecer o transformarse junto con la imagen de la Ciudad.

“La Merced, un barrio de comerciantes”.

Invadiendo las calles.
El mercado de La Merced, considerado como el más grande de Latinoamérica se ubica entre las calles General Anaya, El Rosario, Adolfo Gurrión y Cabañas en la delegación Venustiano Carranza.
Cuenta con un gran espacio abierto hacia Anillo de Circunvalación. Tiene una Nave Mayor de 400 metros de longitud, con 3,205 puestos de fruta, verdura y legumbres; una nave menor con 496 expendios de abarrotes, carnes y pescados; un paso a desnivel destinado a la cestería, la cordelería y el arte popular; un anexo con 179 locales para la talabartería y la jarciaría, y otras secciones para dulces, juguetes, flores y plantas de ornato, loncherías, etc. Aunque el mercado es el principal centro de venta de la zona, también sus alrededores están plagados de puestos tanto formales como ambulantes.
El arraigo de la Merced aún perdura de tal manera que hoy por hoy sigue siendo una activa zona comercial como en sus épocas pasadas. Dentro del mercado se respira un característico olor a fruta agria, mientras los vendedores gritan los precios al aire, invitando a las personas a pasearse entre los pasillos a probar los productos.
Entre gritos de marchantes y vendedores, se encuentra en una esquina el señor Macario Ramírez Ortiz, de 61 años de edad, a cargo de un puesto de frutas que ocupa casi 10 metros de extensión. Se nota agitado por tanta gente que le pide frutas y le pregunta por la calidad y los precios de las mismas. Amablemente accede a contestar un par de preguntas en cuanto el flujo de gente baje, ya que es sábado por la mañana y es de los momentos en los que el mercado se encuentra más concurrido. Una vez que llega uno de sus hijos a hacerse cargo del puesto se dedica a atender la entrevista.
-¿Buenos días señor, como está usted, que tal la chamba?
- Muy bien, gracias. La chamba pues ahí va, echándole ganas como siempre. ¿En qué te puedo ayudar?
- Estoy realizando un reportaje sobre la importancia de los mercados en la ciudad, ¿usted cree que son importantes?
- ¿Qué si son importantes? Pues claro que sí, son un lugar donde toda la gente viene a surtirse de lo que les hace falta y también son una fuente de trabajo para todos nosotros.
- ¿Hace cuánto tiempo trabaja aquí?
- Desde que era chico, mi papá trabajaba éste puesto y antes de él mi abuelo.
- Así que ya es un negocio de familia ¿Cómo es que su familia consiguió este puesto?
- Realmente no conozco bien la historia, pero me contaron que mi abuelo era un indio nahua y se vino desde la sierra de Puebla a la ciudad a buscar fortuna, y empezó de cargador aquí en ¨ La Meche¨.
Después empezó a trabajar para un señor adinerado que era dueño de varios locales aquí, se hizo muy leal a dicho señor y cuando se murió le dejó este puesto, desde ese entonces mi familia se ha dedicado al negocio de la fruta, aquí y también en la Central de Abastos.
- ¿Cómo le hace para surtirse de productos y venderlos? ¿En qué consiste su jornada laboral?
- Empieza temprano, nos paramos todos a las 3 de la mañana para estar en la central de abastos a las 4, ahí yo y mis hijos checamos que todo esté en orden en nuestros puestos de allá y esperamos a los proveedores, nos dan la fruta y la cargamos a las camionetas.
Luego pasamos a dejar una vuelta a nuestros puestos de ahí y ya luego la segunda carga no la traemos para acá, llegamos aquí como a las 6, ya a las 7 tenemos todo bien puesto para esperar a la gente que igual llega desde muy temprano a surtirse, especialmente los que tienen puestos de jugos y esas cosas.
Ya por último, nos quedamos hasta 6 de la tarde, hora en que empezamos a recoger, guardamos todo lo que no se echa a perder en la camioneta a ver si al otro día se vende, contamos el dinero y nos vamos para la casa.
- ¿Han tenido algún tipo de problema con su local aquí en el mercado?
- No que yo recuerde, los típicos con los puesteros que se quieren pasar de listos con los precios a veces pero por eso nos organizamos todos para poder tener todo en orden, pero más allá de eso todo está muy tranquilo aquí, a los puesteros se les respeta porque no ganamos la vida honradamente.
La seguridad y todo lo demás pues está bien, yo creo que por ser uno de los mercados más importantes dónde viene gente de todos lados se procura mantener bien las cosas. Realmente no sé como sea en otros lados, pero aquí no tenemos problemas con eso.
- Ante el avance de los nuevos productos industrializados y los cada vez más grandes supermercados, ¿usted cree que este tipo de mercados podría desaparecer?
- Pues la cosa está difícil porque sí es cierto que cada vez hay más cosas en los supers y hasta los mismos precios dan, pero yo creo que la gente siempre va a querer cosas frescas y la confianza que las señoras tienen en el mercado no se puede cambiar, aparte forma parte de la cultura del mexicano.
- ¿Y qué me dice de los beneficios que pueden tener este tipo de establecimientos respecto a higiene, seguridad o calidad?
- Pues eso si que ya es diferente, porque los supermercados ahora sí que tienen toda la lana para tener al cien sus instalaciones, en cambio nosotros, dependemos del gobierno. Este es quien se debe de encargar de garantizar ese tipo de cosas, ya que es su obligación hacerlo para poder preservar los mercados que forman parte de la tradición del pueblo y de su bienestar. Aunque con estos gobernantes que tenemos, que lo último que les importa es la gente no se sabe donde vamos a parar. En lugar de ayudarnos casi siempre se encargan de perjudicarnos, es como si al pelear más, pudieran también robar más.

Ahora bien, actualmente el gobierno del país está más interesado en otorgar concesiones y derechos a la oligarquía nacional y extranjera, que en salvaguardar los derechos y necesidades del pueblo de México.
En otros tiempos los gobernantes utilizaban medidas populistas para mantener contento al pueblo, pero en los últimos años estas prácticas quedaron en el olvido, pues chocan con los intereses del gran capital.
El sistema industrial de la época moderna, impulsa a los industriales a producir a mayor escala, pues la sociedad actual es gigantesca y para cubrir sus necesidades es necesario fabricar más productos.
Estos se ofertan en el mercado global, para que las personas los compren y vendan. Sin embargo, en las sociedades contemporáneas la producción de mercancías (transformación de materias primas) se encuentra limitada a unos cuantos hombres e industrias, esto se conoce como monopolios.
Se preguntaran que tiene en común lo anterior, con la reubicación y desaparición de los mercados de La Merced y Coyoacán, pues nada más y nada menos, que tiene que ver con los intereses de unos pocos hombres adinerados, así como el gobierno es un instrumento de la oligarquía. Pues dependiendo de los intereses de la clase hegemónica, el gobierno puede dejar funcionar una organización de mercaderes, mientras reprime a otra.
Situación que ha permeado a lo largo de la historia de México, porque al hacer un poco de memoria histórica, se puede citar el caso del Parián, mercado que desapareció por una orden del ex- presidente de México Santa Anna.
Se supone que a este personaje de la tragedia mexicana, le parecía horrible e inservible. No obstante, cabria preguntarse ¿qué interés económico hubo por parte del ex-presidente a la hora de mandar destruir el mercado del Parían.
Actualmente las cosas no han cambiado mucho, son los líderes políticos quienes sirven al gran capital nacional y extranjero. Por ejemplo, en el imaginario colectivo de los tianguistas de Coyoacán, abunda la idea de que se quiere desaparecer el tianguis artesanal, porque Slim y otros inversionistas extranjeros desean apoderarse de los espacios. Pues se haba de la futura construcción de un corredor turístico que contemplara desde la delegación de Iztapalapa hasta Xochimilco.

Si bien es cierto que no se sabe a ciencia cierta, sí los cambios serán buenos o malos, también lo es, que tal vez nunca se sepa que personas se beneficiaron por dichas inversiones de capital.
Ante esta situación sólo queda esperar que los cambios sean en aras de la construcción de una mejor ciudad. Porque realmente, en muchas ocasiones resulta difícil entender, como algunos mercados se ven amenazados por la reubicación o desaparición. Cuando existen otros con características similares o con mayores problemáticas que pueden seguir invadiendo la Ciudad de México.
Una vez dicho lo anterior, se puede pasar a analizar más a fondo dicha situación con el segundo ejemplo, el tianguis-mercado de Coyoacán.
“Hidalgo y Centenario, la batalla perpetua”.
“El llegar por la mañana y observar destrozada la plaza donde he trabajado por tanto tiempo fue aterrador. Peor fue tener a los granaderos asechándonos como si fuésemos unos maleantes. `Ese día comprendí que uno puede convertirse en delincuente de la noche a la mañana´”.
Expresó Yosadara Vega después de un año y cuarenta y tres días de haber vivido en carne propia aquel funesto acontecimiento.
Cuando los parques de Hidalgo y Centenario, ubicados entre las calles de Caballocalco y Carrillo Puerto, y Villa de Coyoacán. Se encontraban enrejados con una maya metálica color gris.
Fue el 24 de marzo del año pasado. Cuando se impidió la entrada, a cualquier persona ajena a los movimientos y ajustes, que requirió la Coordinación de Proyectos de Obras de Desarrollo Urbano de Coyoacán (CPODUC) .
El motivo que declararon las autoridades competentes del proyecto, fue mejorar y transformar la imagen del centro.
Israel Torres Lugo, el vocero de la Coordinación de Proyectos. Quien ha vivido la reconstrucción desde sus entrañas; y ha creado todas las posibilidades para la mejoría del sitio como espacio público, hay algo muy claro. Que el centro esté libre de puestos, tener un corredor limpio y que con ello exista libertad de movimiento.
Este hombre de 26 años que trabaja para la delegación de Coyoacán, de talle alto y corpulencia ancha, mirada fija y fría. Se ubica tras los papeles de los ajustes de la obra, mientras comenta:
“Las nuevas generaciones tendrán que adaptarse, porque la gente no va a dejar que se pierda la esencia del lugar. Siempre se va a buscar la forma de mantener vivo Coyoacán”.

Reubicación artesanal.
El proyecto que contempla limpiar las plazas. Prevé reubicar a los artesanos en un bazar, que se está construyendo en un predio a las espaldas del Sanborn´s y con ello devolverle la plaza a los transeúntes.
De acuerdo con un escrito de la CPODUC, el inmueble se ubicará en una superficie de 2, 574 00m2. En él estarán un estacionamiento, el espacio cultural y el área de los artesanos.
No obstante, la idea de este proyecto ha traído la polarización de ideas y sentimientos, entre las diferentes personas que le dan vida a la plaza.
Para los turistas resulta atractiva la oferta de Coyoacán, algunos están a favor del reacomodo, otros simplemente no lo conciben. Sin embargo, la mayoría deja muy claro que los puestos son parte importante de la esencia del sitio y que quitarlos equivaldría a amputar una parte importante de la ciudad.
Los comerciantes en su mayoría, pugnan por el derecho a seguir vendiendo en las calles. Y aunque es cierto, que cuando comenzó la coyuntura entre el gobierno y los vendedores, algunos aceptaron establecerse en la Alameda Sur. También lo es, que son más los que continúan organizados en asociaciones para recuperar la libertad de los espacios y así poder trabajar.
De acuerdo con la delegación los trabajos que se han venido realizando hasta la fecha, en los parques Hidalgo y Centenario y el Atrio de la Parroquia De San Juan Bautista beneficiarán a 50, 000 visitantes.
El gobierno señala a través de diversos medios que: “durante más 50 años el Centro Histórico de Coyoacán, propuesto para ser considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (entidad responsable de la protección jurídica internacional del patrimonio cultural) no había recibido mantenimiento integral; en consecuencia el creciente deterioro de su imagen urbana, infraestructura hidráulica y sanitaria, era retos que urgían afrontar”.
Por su parte los ambulantes no creen en los motivos que les ha dado el gobierno para despojarlos del suelo donde laboraban. En el imaginario colectivo, abunda la idea de que todo lleva de fondo la intención de quitarles los lugares donde han trabajado por más de 20 años.
Cuentan que cuando comenzó a organizarse el tianguis, se otorgaron más de 500 concesiones permisionarias. Las cuales no pueden transferirse, venderse, prestarse o heredarse, es decir, que en cuanto el titular muere, el puesto se va con él a la tumba.
De esta forma el tianguis tiene una sentencia de muerte, que el gobierno trata de acelerar con cada cambio de sexenio.
Ahora bien, arreglar la imagen de Coyoacán ha dejado a más de 7000 personas sin ingresos económicos por todo un año. Pues los comerciantes, locatarios de negocios cercanos y ayudantes de taller se vuelven participes de la tragedia del desempleo en México.

El antes El ahora
La era que se fue.
Jonathan Cano, artesano de Coyoacán, el Negro, como prefiere ser llamado, narra: “hace veinte años el tianguis era mejor que ahora. En un inicio nos reunimos puros artesanos. La competencia fue sana porque todos tratábamos de hacer mejores artesanías.
“Ahora es diferente, sólo hay pura reventa. Además existe mucha gente envidiosa y oportunista, que si quiere te jode o te complica la vida. Por otro lado, los visitantes se acostumbraron a comer un helado o un esquite, dar una vuelta, observar algunas cosas e irse de la plaza”
Mientras dice estas palabras toma entre sus manos una de las rastas que decora su cabeza. Parece estar imitando a medusa, antes de atacar con su cabellera llena de serpientes. De improviso, sus dedos detienen la punta del cabello donde lleva una piedra blanca de Texcatlipoca, el señor del cielo y de la tierra, y continua hablando:
“En estos tiempos poca gente le da valor a la artesanía hecha en casa. Hace cinco años que no le subo el precio a nada, porque sí lo hiciera simplemente no me comprarían. La gente te regatea, denigran el valor de tu trabajo, y todo porque se olvidaron del trueque”.
Ante esta situación el Negro reflexiona sobre el porvenir del lugar y dice: “en el futuro muchas personas van a tener que salir de Coyoacán. Pues la idea del bazar es absurda.
“En ese sitio sólo cabrán 542 puestos, de los cuales 300 ya pertenecen a los antiguos ocupantes del predio. Dejando únicamente 242 lugares, para los 560 comerciantes de los jardines de Hidalgo y Centenario. Como está claro más de la mitad de los vendedores tendremos que abandonar la plaza central. A menos que logremos organizarnos y luchar indefinidamente contra el gobierno”.

Así, con las últimas palabras del Negro, dibujando el escenario más aterrador. Se llega a la conclusión, de que dependerá de las personas que le dan vida a este lugar. El futuro de su desarrollo en sociedad y de sus espacios de recreación y manifestación cultural.
Está claro que la organización de las personas a la hora de distribuir los productos determina su forma de convivir en sociedad. De igual manera lo es, que los mercados todo el tiempo mutan y se trasladan de lugar, ya que las necesidades de la población cambian y evolucionan. Los mercados y los tianguis son y serán siempre parte de la sociedad mexicana, pero al igual que ésta, continuaran por el viaje del devenir histórico.
Sin embargo, tal parece que los mercados están perdiendo la batalla contra el capitalismo salvaje. La globalización se impone, y es muy probable que los mercados tengan que ceder sus espacios a las grandes compañías trasnacionales como: McDonald´s, Walmart, Sanborn´s, etc.
Con lo anterior queda claro, que el dinero y el interés por mayores espacios para la compra-venta, son los intereses principales a la hora de que el gobierno decide intervenir a favor de la oligarquía financiera.
Aunque la sociedad mexicana no esté a favor, ni preparada para afrontar el cambio, tarde o temprano ocurrirá. Pues ya hay algunos países donde vender en las calles sin permiso es un delito, por ejemplo algunos sitios en España, Italia y Turquía.
No obstante, esta intromisión del capitalismo en las culturas de los países traerá cambios significativos, algunos de los cuales, ya se pueden observar en la mayoría de las sociedades del mundo.


De igual manera, el gran capitalismo ha puesto sus manos en México y la sociedad seguirá viviendo la trasformación de su organización social como consecuencia de dicha inserción.
Por último, Al tener dos caras de la misma moneda, con los mercados de la Merced y Coyoacán, se tiene en síntesis que la supresión o permanencia de uno u otro mercado dependen del interés económico mundial.

Fuentes Pasivas
Meso grafía:
*Explorando México. El Imperio Azteca.
Consultado en: http://www.explorandomexico.com.mx/about-mexico/4/232/ 24-noviembre-2009.

*Coyoacán.
Consultado en: http://www.coyoacan.df.gob.mx/delegado/index_delegado.php 5-dicimbre-2009.

Bibliografía:

*Crónicas de la ciudad de México.

Fuentes Activas

Personas:

*Macario Ramírez Ortiz (comerciante)

*Yosadara Vega (comerciante)

*Jonathan Cano (comerciante)

*Israel Torres Lugo, (vocero de la Coordinación de Proyectos de Obras de Desarrollo Urbano de Coyoacán)


7 comentarios:

Semiótica Tercer Semestre dijo...

Me dijeron que habían tenido problemas para dejar comentarios, pero hice algunos cambios y espero que ya no se les dificulte; de cualquier manera, si tienen algún problema, me dicen!

Mayra.

Unknown dijo...

¿Cómo empezar? Realmente es difícil.

Me parece un reportaje bueno, pero considero que hubo algunas fallas en cuanto a su presentación.

1. Fue fundamental que hablaran sobre el orígen de los mercados, sin embargo, llega un momento en la lectura que esto puede llegar a ser tedioso.

2. No existen espacios entre cada párrafo. Al principio si lo hacen, pero cuando se comienza a hablar sobre "el mercado prehispánico" los párrafos van de corrido y eso hace que la lectura se haga aburrida y llega a cansar la vista. Aunque pudo haber sido cuestión de espacio.

3. En cuanto a la entrevista, considero que hubiera sido mejor que también dejaran espacio entre las preguntas o al menos, escribir las preguntas en negritas para hacer una distinción.

4. En general, creo que la presentación pudo ser mejor. Sin embargo, el contenido es interesante. Además, las imágenes ayudaron un poco.

Lorena Díaz Solis

Anónimo dijo...

Juárez Léón Maria Eugenia


Hay que recordar que el reportaje es un género periodístico hibrido, tanto con tintes de opinión como informativo, de ahí puedo opinar que su trabajo periodístico es bueno, pues la estructura corresponde y los tintes están bien utilizados, por ejemplo en las descripciones de sus entrevistados así como en el uso cuidadoso de los adjetivos.
Con respecto al estilo considero es excelente. Pero debo recalcar que en cualquier trabajo, en especial en los escritos para prensa o internet, las entradas deben fungir como un gancho que atrape al espectador y lo haga leer todo el artículo, nota, etc. En este caso su entrada estuvo un poco mal estructurada, la justificación del trabajo hubiese sido más atractiva al inicio y posteriormente sólo la síntesis de la historia de los mercados.
Sin embargo es un trabajo interesante, sobre todo en la parte donde se aborda el asunto como tal y en las entrevistas, que a mi punto de vista fueron muy acertadas. También con respecto a la dirección que tomaron hizo de su labor un sello cautivante.

Felicidades…

Anónimo dijo...

Santiago Gómez Erick Alejandro


El tema de los mercado me parece un tema muy interesante y concuerdo con algunos compañeros en que la información no esta bien acomodada en lo que se refiere al formato, ya que se necesita centrar el texto y arreglar los espacios entre cada párrafo, además de resaltar los títulos.

En cuanto al reportaje creo que falla un poco la estructura en varios aspectos. Primero que nada la entrada no engancha al lector y es muy cansado leer toda la historia de los mercados.

En cuanto a la crónica de la Mercer no veo una buena estructura. En la entrevista se nota mucho su presencia y hacen dos preguntas seguidas. Es también importante cuidar el lenguaje que se utiliza.

Falto en gran parte una buena atribución de la información, puesto que en ocasiones parece que interpretan mucho lo que escriben, además de que no encontramos la noticia o la problemática que están difundiendo tan fácilmente.

SUSANA HURTADO dijo...

Me perece pertinente te comenzar por la historia desde los inicios de los mercados para tener un panorama histórico de los que eran antes estos lugares don de las personas suelen abastecerse y como pasa todo esto hasta los merados actuales en la ciudad de México y dando lugar así a los mas importantes.

En la actualidad existe varios mercados que proveen de trabajo y del sustento de muchas familias peo esto n quiere decir que todo sea bueno ya que también desfavorece la vida diaria y la imagen del la cuidad

Pera mi punto de vista es bueno el reportaje elaborado por los compañeros la forma en que lo comienzan a abordar el tema y como se va desarrollando ya que tomaron en cuenta los mercados más importantes y grandes.

Me hubieran gustado que subieran algunos videos de si teme y más fotos.


Hurtado García Erendira Susana

Anónimo dijo...

ME PARECE MUY INTERESANTE QUE SE HAGAN ESTE TIPO DE COMENTARIOS DONDE SE RELATA HISTIRICAMENTE LOS ACONTECIMIENTOS PORQUE SE CONOCE LA CULTURA DE LOS PUEBLOS. VERY GOOD

Ana dijo...

Es asombroso como esto perdura aún, inclusive soy de las que aprovechan las ofertas de Bodega Aurrerá entonces si, para saber ahorrar en compras hay que saber de todo un poco

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