Localizada en el Centro Histórico de la Ciudad de México, comienza a la altura de Eje Central Lázaro Cárdenas y termina en la calle de República de Argentina. Se sabe de ésta vía desde 1524; es una de las pocas que conservan su nombre desde el siglo XVI, y aunque en ciertos periodos lo varió, finalmente se impuso la tradición. Se cuenta que su nombre se debe a que en ese lugar vivían varias familias opulentas a cuyos hijos se les llamaba donceles; la equivalencia de éstos en la actualidad serían los jóvenes conocidos como juniors.
El sitio conserva algunas construcciones majestuosas, tal es el caso del “Real Hospital del Divino Salvador”, que durante la época del virreinato se conociera como el “Hospital para Mujeres Dementes”, este nosocomio era muy importante y cuenta con una gran historia. Desde el siglo XVI funciona la “Clínica de San Hipólito”, ubicada en la misma calle, ésta daba atención a personas desequilibradas, mas fueron tantas las personas que requirieron de sus servicios que en cierto momento la clínica rebasó su capacidad; en consecuencia el carpintero José Sáyago y su esposa se dedicaron a recoger a las mujeres “perturbadas” que deambulaban por las calles, dándoles los cuidados que necesitaran en su propia casa. Al enterarse de este hecho el virrey arzobispo, Francisco Aguilar y Seixas, ayudó al matrimonio a comprar una casa más amplia. Así se estableció un pequeño hospital frente al colegio de San Gregorio. Al morir el noble benefactor, el sanatorio pasó a la Congregación del Divino Salvador.
Tras la Independencia, el lugar fue administrado por las hermanas de La Caridad quienes lo abandonaron debido a la aplicación de las Leyes de Reforma; las enfermas fueron trasladadas al recién inaugurado manicomio de La Castañeda.
Una de las mejores construcciones de Donceles es el Palacio de los Condes de Heras y Soto, cuya fachada principal da a la calle República de Chile. En la esquina de ésta fachada de tezontle1 aún se conserva una bella escultura en cantera; la talla consiste en un niño parado en un león sosteniendo en la cabeza un platón de frutas.
En calle Donceles y Allende se encuentra la sede de la Asamblea de Representantes. El edificio original fue construido en el siglo XIX y funcionó como el Teatro Iturbide, después se adaptó como recinto legislativo. En 1909 el inmueble fue destruido por un incendio, razón por la que se convocó a un concurso para reconstruirlo con el compromiso de concluir la obra en un año y dejarla lista para el aniversario del Centenario de la Independencia de México; el premio para el ganador consistía en 30 mil pesos oro.
El concurso fue ganado por el arquitecto Mauricio M. Campos, quien levantó una estructura de hierro y acero, cubierto de cantera dorada; el único elemento extranjero fue el remate escultórico del frente, que se realizó en Europa. Ahí funcionó la Cámara de Diputados, sin embargo a partir 1982 se cambió al recinto de San Lázaro. Actualmente el edificio lo ocupa la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, que opera como Congreso Local.
El sitio conserva algunas construcciones majestuosas, tal es el caso del “Real Hospital del Divino Salvador”, que durante la época del virreinato se conociera como el “Hospital para Mujeres Dementes”, este nosocomio era muy importante y cuenta con una gran historia. Desde el siglo XVI funciona la “Clínica de San Hipólito”, ubicada en la misma calle, ésta daba atención a personas desequilibradas, mas fueron tantas las personas que requirieron de sus servicios que en cierto momento la clínica rebasó su capacidad; en consecuencia el carpintero José Sáyago y su esposa se dedicaron a recoger a las mujeres “perturbadas” que deambulaban por las calles, dándoles los cuidados que necesitaran en su propia casa. Al enterarse de este hecho el virrey arzobispo, Francisco Aguilar y Seixas, ayudó al matrimonio a comprar una casa más amplia. Así se estableció un pequeño hospital frente al colegio de San Gregorio. Al morir el noble benefactor, el sanatorio pasó a la Congregación del Divino Salvador.
Tras la Independencia, el lugar fue administrado por las hermanas de La Caridad quienes lo abandonaron debido a la aplicación de las Leyes de Reforma; las enfermas fueron trasladadas al recién inaugurado manicomio de La Castañeda.
Una de las mejores construcciones de Donceles es el Palacio de los Condes de Heras y Soto, cuya fachada principal da a la calle República de Chile. En la esquina de ésta fachada de tezontle1 aún se conserva una bella escultura en cantera; la talla consiste en un niño parado en un león sosteniendo en la cabeza un platón de frutas.
En calle Donceles y Allende se encuentra la sede de la Asamblea de Representantes. El edificio original fue construido en el siglo XIX y funcionó como el Teatro Iturbide, después se adaptó como recinto legislativo. En 1909 el inmueble fue destruido por un incendio, razón por la que se convocó a un concurso para reconstruirlo con el compromiso de concluir la obra en un año y dejarla lista para el aniversario del Centenario de la Independencia de México; el premio para el ganador consistía en 30 mil pesos oro.
El concurso fue ganado por el arquitecto Mauricio M. Campos, quien levantó una estructura de hierro y acero, cubierto de cantera dorada; el único elemento extranjero fue el remate escultórico del frente, que se realizó en Europa. Ahí funcionó la Cámara de Diputados, sin embargo a partir 1982 se cambió al recinto de San Lázaro. Actualmente el edificio lo ocupa la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, que opera como Congreso Local.
2 comentarios:
Me pareció un trabajo interesante, ya que explica el orígen de una de las calles más famosas de la ciudad, o al menos, del Centro Histórico. Sin embargo, debo decir que me hubiera gustado que hablaran un poco más sobre la forma en cómo se vive o se camina por esa calle en nuestros días.
Por otro lado, se me hace interesante que este pequeño reportaje haya sido una aportación de otras compañeras, ya que este espacio no se limita simplemente a los compañeros de clase.
Lorena Díaz Solis
La crónica es interesante,cada una de las palabras hace que te llevé a aquellos tiempos de la Ciudad, las calles, las casas, vienen a mi mente. Sin embargo, cuando uno visita el Centro histórico,es complicado memorizar la ubicación de cada calle, y más aún, cómo está construida o las características que poseen. Considero que la crónica puede nutrirse de mapas y fotografías actuales y antiguos para materializar la información y con ello, cuando caminemos de nuevo por el centro, ubicar la historía de los lugares descritos.
Medina Lugo Mariel.
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